La nueva normativa valenciana unifica el respaldo político para modernizar un marco legal de 2003, ampliando la protección a los animales jubilados y garantizando la autonomía de las personas con discapacidad en todos los espacios públicos.
HoyLunes –La verdadera inclusión no solo se construye con la eliminación de barreras arquitectónicas, sino con la actualización de los marcos legales que permiten a las personas con discapacidad navegar su día a día con dignidad y seguridad. En este contexto, la Comunitat Valenciana ha dado un paso legislativo significativo al renovar las reglas de convivencia y derecho para uno de los pilares de la autonomía personal: los perros de asistencia. No se trata simplemente de mascotas, sino de extensiones vitales de la libertad individual que ahora encuentran un respaldo jurídico adaptado al siglo XXI.
Les Corts han aprobado por unanimidad la nueva normativa que se adapta a la realidad social y jurídica actual. La Consellera de Servicios Sociales, Familia e Infancia, Elena Albalat, ha celebrado el respaldo unánime del Parlamento valenciano a la nueva Ley de Perros de Asistencia de la Comunitat Valenciana, “una norma que está alineada con la realidad social y jurídica actual y supone un avance real y necesario para las personas con discapacidad”.
La Comunitat Valenciana fue pionera en 2003 al regular los perros de asistencia, sin embargo, más de veinte años después era imprescindible adaptar la ley a la evolución social y a la normativa estatal vigente. Por ello, la norma, que actualiza la Ley 12/2003, “es un paso más hacia la accesibilidad universal y un impulso a los derechos, la autonomía y la inclusión de las personas con discapacidad”, ha asegurado la consellera.
El texto legal amplía y detalla los derechos de acceso, circulación y permanencia de las personas usuarias de perros de asistencia en espacios públicos, transportes y establecimientos, y reconoce de forma expresa a las personas educadoras de cachorros y a los adiestradores de perros en formación. Además, regula la situación de los perros de asistencia jubilados, velando por su bienestar, y crea un registro oficial de perros de asistencia y unidades de vinculación en el ámbito de la Conselleria competente en servicios sociales.
Modernización, profesionalización y bienestar
Esta nueva ley permite identificar tres ejes fundamentales que trascienden el mero trámite legislativo: la seguridad jurídica, la profesionalización del sector y el respeto al ciclo de vida del animal.
La delimitación técnica frente a la ambigüedad
Uno de los puntos más críticos de la ley es la diferenciación clara entre figuras. Como explicó la Consellera, la regulación establece un marco que define a los perros de asistencia “diferenciándolos de otras figuras como los animales de apoyo emocional o los programas de terapia asistida con animales”. Esta distinción es vital para evitar conflictos en establecimientos públicos y privados, garantizando que el derecho de acceso se mantenga robusto para quienes realmente dependen de un animal con certificación técnica.
Protección a la formación y jubilación
Tradicionalmente, las leyes se enfocaban exclusivamente en el binomio usuario-perro en activo. La nueva norma valenciana innova al incluir a los «educadores de cachorros y adiestradores». Sin la fase de socialización previa, el perro no puede desarrollar sus funciones; proteger legalmente al educador en su acceso a espacios públicos es proteger la cadena de producción de la ayuda técnica. Asimismo, la regulación de los perros jubilados reconoce la dimensión ética del servicio prestado por el animal.
Gratitud y bienestar: la nueva normativa vela por la protección y dignidad de los perros tras su jubilación.
Control administrativo y Registro Oficial
La creación de un registro oficial bajo la Conselleria de Servicios Sociales no es solo una medida burocrática, sino una herramienta de «protección efectiva». Al centralizar la información, se facilita la inspección y se garantiza que las unidades de vinculación (la pareja persona-perro) posean las acreditaciones necesarias, evitando el fraude y asegurando la calidad del servicio.
Para comprender la relevancia de este avance, es necesario recordar que en el año 2003, la Comunitat Valenciana fue una de las primeras autonomías en España en promulgar una ley específica para perros guía (Ley 12/2003). Aquel texto fue el cimiento de la accesibilidad en la región, permitiendo el acceso a museos, cines y transporte público en una época donde la sensibilización social era mucho menor. No obstante, aquella ley se centraba mayoritariamente en perros guía para personas con discapacidad visual, dejando en una zona gris a los perros de alerta médica o de asistencia para personas con autismo, vacíos que esta nueva normativa de 2024 viene a subsanar definitivamente.
La unanimidad política alcanzada en Les Corts subraya una realidad incontestable: la accesibilidad universal es un patrimonio común que no entiende de colores partidistas. Esta ley no solo otorga derechos a un colectivo; educa a la sociedad sobre la función técnica y social de los perros de asistencia. Al blindar jurídicamente cada etapa de la vida del animal —desde su entrenamiento hasta su merecido descanso—, la Comunitat Valenciana reafirma que el progreso de una sociedad se mide por la capacidad de facilitar el camino a quienes más obstáculos encuentran en su cotidianidad.
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